La carta al director puede cumplir diferentes funciones: opinar sobre algunos aspectos de la política editorial de la revista, emitir un juicio crítico sobre un hecho médico de dominio público, comunicar brevemente los resultados de un estudio semejante a otro publicado en la revista o comunicar un hallazgo clínico o experimental previamente no descrito. Asimismo, en muchas revistas se utilizan para publicar artículos que no alcancen la extensión que se considera de uno normal. Pero lo más habitual es que sea para ampliar, interpretar o explicar algunos aspectos de algún trabajo de investigación publicado recientemente en la revista; discutir los resultados de un estudio o señalar defectos metodológicos o de interpretación de resultados de un trabajo recientemente publicado2,3. No cabe duda de que las cartas al director utilizadas de este modo se pueden considerar como una continuación del proceso de revisión del manuscrito y, por lo tanto, elevan considerablemente la calidad de la publicación. El sistema de revisión, por lo tanto, no acabaría con la publicación, sino que son los lectores los que continuan mejorando dicho proceso4. El director de la publicación debe favorecer la réplica en caso de que se cuestione o discuta un artículo publicado. De esa manera se favorece la interactividad de los investigadores.
Sin embargo, no todo son puntos positivos a favor de las cartas al director. La mayoría de las revistas biomédicas aceptan cartas al director, y generalmente no pasan el proceso de revisión por pares. Quizá cuando se utiliza la carta al director como vehículo de difusión de información nueva, deberíamos plantearnos realizar una revisión por expertos, al igual que con un artículo5. Otro de los problemas de las cartas al director es que, si se publican en diferentes revistas, a veces hay dificultades para saber qué cartas están dirigidas a determinados artículos, aunque lo más habitual es que las cartas al editor ocupen páginas numeradas de la revista y sean registradas en los índices bibliográficos y, por lo tanto, pueden ser utilizadas, en caso necesario, como referencias bibliográficas, lo que hace aún más importante esta sección. Por otro lado, para la revista es importante esta sección porque, indirectamente, el número de cartas al editor refleja el número de lectores y aumenta el impacto de la revista con las referencias bibliográficas. Las revistas biomédicas de lengua inglesa utilizan la sección «Cartas al editor» de manera regular e intensa. Revisando los contenidos de otras revistas, como la de nuestra especialidad, se observa que se publican entre 2 y 4 cartas al editor por número; algunas con la réplica de los autores de la investigación publicada; esto no sucede con nuestra publicación.
Creo que debemos emplear con más frecuencia este sistema de comunicación con muchas ventajas por sus diferentes formas de uso. Por supuesto, sin olvidarnos de seguir publicando manuscritos originales.
Qué mejor forma de estimular su publicación que realizar una carta al director para invitaros a utilicéis este sistema de comunicación científica. Sin duda alguna, hará de nuestra publicación un medio más dinámico y de mejor calidad.
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